Los contrabandistas siguen aún presentes en estas tierras fronterizas con Andorra y el Alt Urgell, esquivando todo tipo de controles por pistas retorcidas en valles profundos y solitarios.  Lo hacen  sin llamar demasiado la atención, sus cuerpos se mimetizan con el terreno y no dejan rastro de su paso, sólo la marca de los neumáticos en la tierra.  Los caminos, las pistas y también los contrabandistas siguen ahí.

¿Te atreves a pedalear por estas tierras fronterizas con todo lo que implica?